De la directora dominicana Victoria Linares nos llega un documental sobre la situación de muchas mujeres dominicanas, esclavizadas por la miseria y víctimas de una realidad de la que desean escapar.
Crítica de Carlos Aguilera Albesa, SIGNIS Espagna
La película centra su trama en Camila, una actriz que interpreta a Ramona, una niña de 15 años embarazada que se escapa de casa; para ello, Camila pide consejo a varias adolescentes reales que han pasado por lo mismo. La película juega con maestría entre la ficción y el documental, convirtiendo a estas jóvenes no profesionales en actrices increíbles. El montaje otorga al documental una nueva dimensión, en donde los distintos rostros de Ramona hacen universal el mensaje de la película.
La directora y su equipo, consiguen una inteligente denuncia de la situación de injusticia que viven las adolescentes dominicanas; cómo niñas de 14 ó 15 años se quedan embarazadas y determinadas a una vida sin sueños ni aspiraciones. Impresiona cómo una de ellas dice que aun siendo madre y estando embarazada, se siente una niña que añora sus juegos de infancia.
Es cierto que la imagen que se da de la masculinidad puede parecer algo desdibujada y maniquea, sin embargo, la intención de esta obra no creo que vaya en esa dirección, sino que está puesta en denunciar, lo que la directora llama “pornomiseria”, una especie de relación terrible entre miseria y sexo, en donde la mujer queda sometida y asfixiada.
A nivel simbólico vale la pena destacar que ante una situación límite, como es el caso que nos ocupa, la naturaleza humana grita como puede y se agarra a pequeños lugares “de Cielo”, lugares de esperanza; espacios donde ningún mal pudiera hacerles daño, como si el deseo profundo del corazón, por un rato, pudiera expresarse en su plenitud. En la película Ramona, se ve con claridad en el hermoso plano final en el mar, pues sugiere una apertura a la trascendencia, en donde la propia directora aparece; como si algún día pudieran bañarse todas juntas y libres (amén de un tipo de playa dominicana nada turística).
Pues bien, a parte de este plano final también encontramos otro símbolo del anhelo del Cielo; en este caso se trata de las Telenovelas. En el propio tráiler se dice que el único mundo donde Ramona se sentía a gusto era cuando veía con su madre las telenovelas que, aunque idealistas, permiten expresar que la naturaleza humana está hecha para algo grande y que el mal, aunque las esclavice, no tiene la última palabra.
Ramona ha participado en varios Festivales importantes del mundo como La Berlinale y el Festival Cinélatino de Toulouse en donde obtuvo varios premios de la crítica y, además, el Premio SIGNIS al mejor largometraje documental.
Carlos Aguilera Albesa
Tráiler: