NoticiasLocarno un festival con alfombra roja pero cercano a la gente

Locarno un festival con alfombra roja pero cercano a la gente

            Sopla la brisa cálida del verano en Locarno, ciudad que se transforma cada agosto desde 1946 en una gigantesca platea, con múltiples pantallas y un omnipresente leopardo -en vidrieras, sombrillas, estatuas, remeras…- símbolo de “la capital del cine de autor”. La Piazza Grande en el corazón del cantón Ticino de Suiza se cubre de 9 mil sillas frente a una pantalla de 364 metros cuadrados. Locarno acerca el cine a la gente y la gente al cine. En su 77 edición que ocurrió del 7 al 17 de agosto recibió cerca de 180 mil espectadores, cerca de mil periodistas, 220 películas, más de 300 proyecciones. Diferente a cualquier otro festival, en este no hay barreras entre el público y los realizadores ni distancias que alejen a los premiados de la gente. Sin presiones ni condicionantes, Locarno convoca en un ambiente cultural abierto, con profesionalidad y alfombra roja, pero que podemos pisar todos los amantes del buen cine independiente o menos “industrial” que el que circula por otros festivales clase A.

            Desde 1973, el festival cuenta con un jurado ecuménico que premia a los realizadores que, con su talento artístico, logran sensibilizar a los espectadores sobre los valores humanos, sociales y trascendentes. Este año integró el jurado Teresa Téramo, coordinadora académica de la Maestría en Comunicación Audiovisual de la UCA y miembro de SIGNIS Argentina, quien junto a Douglas Fahleson de Irlanda, Dirk von Jutrczenka de Alemania (Initerfilm) y Anita Uzulniece de Letonia (Interfilm), decidió otorgar a Saulė Bliuvaitė, de Lituania, por su filme Toxic, el premio de 10 mil francos suizos. Dicha suma es ofrecida por las Iglesias reformadas y la Iglesia católica de Suiza, junto a una tradicional estatuilla que lo identifica. También el jurado otorgó una mención especial a Mond de Kurdwin Ayub (Austria). “En los diecisiete films en competencia internacional —señala Teresa Téramo— encontramos una sensibilidad común de los realizadores por retratar de cerca los vínculos familiares en la niñez y la adolescencia, por condenar toda violencia e individualismo, por encontrar en la naturaleza y en la amistad sano refugio frente a sistemas humanos excluyentes que intoxican la sociedad en cualquier punto del mapa.”

            El filme premiado por el Jurado Ecuménico sorpresivamente fue también el elegido para el Pardo d’Oro por el jurado internacional del festival (estatuilla y 75 mil francos suizos) y considerada la “Mejor opera prima”. La película de Bliuvaité, presenta la historia de dos adolescentes amigas que sueñan con ser modelos para evadirse de una sociedad que las oprime -un ambiente tóxico-, pero pronto ese nuevo lugar que parece abrirles puertas a la realización de sus sueños se convierte en algo igual de tóxico, sacrificado y desolador. “Se trata de una historia sobre la amistad —considera Teresa Téramo— valor que permite trascender los ambientes difíciles: crueles, violentos, competitivos, que sabiamente Bliuvaitė hace sentir pero mantiene fuera de cuadro; la directora de manera sutil, lleva a los espectadores a “sentir con” las protagonistas, a comprender sin juzgar, a reflexionar sobre qué mundo estamos dejando a los adolescentes, a recobrar la esperanza en la familia y la amistad”.

            Además de la competencia internacional, el festival tiene otras secciones con premiación: Cineastas del presente -espacio dedicado a primeras y segundas obras-, que este año premió a Holy Electricity del georgiano Tato Kotetishvili; la sección Pardi di Domani,  con  tres subcompetencias (internacional, con obras de autores emergentes de todo el mundo; nacional, reservada a producciones helvéticas, y la de cortos), donde recibió el premio Olivia y las Nubes, del director dominicano Tomás Pichardo-Espaillat.

            Puertas Abiertas (Open Doors) es otra de las secciones que busca “apoyar y poner de relieve los talentos y las películas de los países donde el cine independiente es más frágil”. Formación, intercambio y creación de contactos integran la propuesta de esta sección, que para el periodo 2022-2024 ha puesto su mirada en América Latina y el Caribe.

            Las noches a cielo abierto, bajo las estrellas, en la Plaza Grande recibieron interesantes estrenos en lengua castellana como el film de Paz Vega, la actriz española que presentó su opera prima: Rita, una historia contada desde la mirada de una niña -excelente actuación- de siete años; Mexico 1986 de César Díaz con la actuación de la actriz franco-argentina Bérénice Bejo y Reinas, un film peruano de Klaudia Reynicke. También Gaucho, gaucho de Michael Dweck, Gregory Kershaw quienes se enamoraron del Norte argentino -concretamente Salta- y sus habitantes ligados al campo, con sus domas, bailes y comidas típicas, y los retrataron desde una cuidada estética en blanco y negro.

            “Además de las películas, los encuentros con realizadores como Jane Campion (El poder del perro, La lección de piano) o Alfonso Cuarón (Gravity, Roma), los miembros del jurado —recuerda Teresa Téramo— pudimos compartir una mesa de diálogo con el director artístico del festival Giona Nazzaro para quien y estas fueron sus palabras: ’Es importante que un programa pueda atraer a cinéfilos, profesionales y académicos, y que también pueda atraer a la mayor audiencia posible, porque sin una audiencia con quien entablar una conversación, estas películas simplemente no existirán’. Resulta muy cierto lo que afirma Nazzaro ya que incluso las películas más experimentales, vanguardistas y desafiantes sueñan con tener un gran público, no tanto porque sueñen con el éxito financiero, sino porque quieren verificar o confrontar sus planteos con otras personas”.  El público de Locarno cada noche también vota su película favorita proyectada a cielo abierto y este año se llevó el premio el film peruano Reinas que pone, en tono de comedia, el foco en la familia y el trabajo. “Muchas veces el humor permite decir con inteligencia desde otro lugar grandes verdades”, afirma Téramo. “Locarno es una ventana al cine de autor del mundo entero con muy buenas historias. ¡Viva Locarno! ¡Viva SIGNIS y el cine que comunica valores!”.

Latest

More articles