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Florentina Gonzalo: una vida dedicada a SIGNIS

Cuando pensamos en las historias que dan forma a las instituciones, inevitablemente encontramos personas cuyo trabajo, dedicación y humanidad dejan huellas imborrables. Hoy despedimos a una de esas personas: Florentina Gonzalo, quien tras décadas de compromiso en SIGNIS, emprende el camino de la jubilación.

Florentina comenzó su recorrido en abril de 1986, en OCIC. Sus primeros días estuvieron marcados por tareas técnicas, como clasificar textos y trabajar en la revisión en español del boletín.

Sin embargo, su espíritu inquieto y su capacidad para aprender la llevaron rápidamente a tomar responsabilidades diversas. De las facturas a la contabilidad de la Asociación y al manejo de recursos humanos, Florentina construyó una carrera sólida basada en el esfuerzo y la dedicación: «así empezó un largo camino, feliz», recuerda, con la humildad que siempre la ha caracterizado.

Entre sus memorias más preciadas están los congresos internacionales que definieron la historia de SIGNIS. Desde Roma en 2001, cuando OCIC y Unda se fusionaron, hasta Chiang Mai (Thailandia), donde vivió momentos maravillosos que alimentaron su espíritu. Sin embargo, su relato no solo habla de eventos mundiales, sino también de los vínculos personales que forjó en el camino: «he trabajado en buena compañía, unos colegas, otros que ahora son amigos», nos confiesa, recordándonos que, más allá del trabajo, son las personas quienes llenan de significado nuestros días.

SIGNIS no ha sido simplemente un lugar de trabajo para Florentina; ha sido su segunda familia. Más que cifras y documentos, su legado reside en las innumerables vidas que tocó con su dedicación y calidez, «no se puede trabajar tantos años sin sentir algo muy profundo y para siempre», afirma con un brillo en los ojos que habla de un amor genuino por nuestra Asociación.

Como toda gran historia, la de Florentina no estuvo exenta de desafíos. Uno de los momentos más duros fue la mudanza de la emblemática oficina en la Rue Royale, una experiencia que describió como agotadora pero enriquecedora, porque la unión del equipo hizo posible superar cada obstáculo.

Y aunque sus últimos años en SIGNIS no fueron exactamente como había imaginado, encontró en María Chiara De Lorenzo una aliada y amiga, “una persona muy especial, que llego con todas sus ganas, siempre dando más y más sin nunca bajar los brazos y buscando salidas y opciones”. Juntas enfrentaron retos administrativos y cerraron capítulos importantes, dejando como testimonio de su esfuerzo la fusión de SIGNIS con la Fundación y la disolución de la oficina en Bruselas, «muchas gracias, amiga», le dedica Florentina, dejando claro que hasta en los momentos difíciles, el apoyo humano marcó la diferencia.

Hoy, al cerrar esta etapa, Florentina nos deja una reflexión sobre el futuro de SIGNIS, en sus palabras, el camino por venir está en manos de las nuevas tecnologías, la juventud y esa red global que combina innovación y legado. Aunque su ausencia será insustituible, su «gran base de datos» —no solo de contactos, sino de recuerdos y experiencias— queda como un recurso invaluable para todos los quienes tuvimos la fortuna de compartir este viaje con ella.

Florentina, tu historia nos inspira. Gracias por enseñarnos que el verdadero éxito está en el impacto que dejamos en los demás. Te despedimos con gratitud y cariño, sabiendo que tu huella en SIGNIS será eterna. ¡Feliz nueva etapa en tu vida!

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