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From Ground Zero, de Varios Directores[i] (Palestina, Francia, Catar, Jordania)


(Alberto Ramos, septiembre 13, 2024). From Ground Zero es la primera producción salida del Fondo Masharawi para las Películas y los Realizadores de Gaza, creado por el realizador Rashid Masharawi en noviembre de 2023, a solo un mes de iniciada la guerra en el enclave palestino. Como indica su nombre, y sugiere el contexto en que aparece, su misión es dar voz a los creadores audiovisuales destacados en el territorio, y a través de ellos, a los habitantes de la martirizada franja de Gaza, de la política de tierra arrasada resultante de la confrontación entre israelíes y palestinos a que se alude desde el propio título de From Ground Zero.

El largometraje reúne 22 piezas, en los más diversos medios y formatos, de igual número de autores. En términos generales, ofrece una visión sumamente abarcadora de las consecuencias que ha traído el conflicto para los pobladores de Gaza. Ello incluye no solo lo concerniente a pérdidas y urgencias en el orden material divulgadas hasta la saciedad por las redes sociales y los medios masivos (destrucción del fondo habitacional, escasez de agua y alimentos, colapso de servicios médicos y funerarios, entre otros), sino también las traumáticas huellas dejadas por el desplazamiento forzoso, el apresamiento, tortura y desaparición de sus habitantes o el sentimiento de inseguridad e indefensión que genera la prolongada exposición a los ataques del ejército israelí. Dicho de otro modo, la cancelación de todo aquello que configura la cotidianidad de un asentamiento humano, y su reemplazo por un estado de alerta y temor permanentes con un impacto profundamente negativo en la psicología tanto individual como colectiva.

Como suele ocurrir en este tipo de compilaciones, la calidad del resultado final es variable. Aun así, más allá de lo precario del contexto o de cuán eficaz sea el mensaje, en general el concepto y la realización de los cortos (de una duración que oscila entre 3 y 6 minutos) termina convenciendo. Algo realmente encomiable es la variedad de formatos, que van desde la ficción más tradicional o la hibridación documental hasta la animación en stop motion o el uso de marionetas. Y que, al involucrar en buena parte a adultos y niños sin experiencia profesional previa, gana sin embargo en una autenticidad tanto más inspiradora para el caso.  

En general, las historias relatadas apuntan en dos direcciones principales. La primera se relacionaría con la pérdida, desplazamiento o vivencia del espacio de la ciudad, y el dolor que lo acompaña como correlato de la tragedia vivida por sus habitantes. Tras los bombardeos, las casas y edificios se transforman en verdaderas tumbas. En Jad and Natalie (Aws Al Banna), lo que desaparece junto al hogar en ruinas es el sueño de una pareja de novios, los hijos que llegarían, la promesa de una vida en común. 24 Hours (Alaa Damo) relata una doble resurrección. En ese lapso, él emerge bajo los escombros, solo para comprobar que el resto de su familia no estará allí para recibirlo. En No Signal (Muhammad Al Sharif), la señal telefónica es un mensaje venido de profundis que conforta al protagonista, renuente a abandonar la búsqueda del hermano desaparecido. La casa en ruinas es comparada con el alma destrozada de la mujer en Selfies (Rima Mahmoud), a quien solo queda dejar su testimonio en una botella lanzada al mar, la guerra como naufragio. El chico de School Day (Ahmed Al Danaf) vuelve al lugar donde estuvo su escuela y recuerda al maestro desaparecido. Irónicamente, una mortaja puede ofrecer abrigo a quien ha perdido su hogar, servir de morada a un inconsolable sobreviviente en Hell’s Heaven (Karim Satoum). The Teacher (Tamer Nijim) y Recycling (Rabab Khamis) refieren a la precarización de un elemento vital, el agua, que centra la angustia de quienes sobreviven a la catástrofe. Incluso los animales se hacen eco de las tragedias humanas, como en Taxi Wanees (Etimad Washah), cuando el dueño de un burro muere en medio de la filmación. En Farah and Myriam (Wissam Moussa), los anhelos de emancipación de un pueblo quedan metaforizados por los pájaros puestos en libertad, la recuperación del territorio negado por la ocupación. Overload (Alaa Ayoub) refiere a las caravanas como espacios en movimiento cuya recurrencia en la historia palestina hace consciente a su protagonista del valor de la literatura. Echo (Mustafa Kulab), por el contrario, propone retener a la ciudad como presente: la noche en Gaza se ofrece como realidad desencarnada, su paisaje sonoro propone un ejercicio de abstracción más poderoso y evocador que cualquier figuración visual.

Por otra parte, otro conjunto de piezas centra su atención en el arte como ámbito de resistencia. En Out of frame (Nida’A Abu Hasna), la artista recupera sus pinturas de vuelta a casa, que por un momento se transforma en museo, instancia y certeza de un pasado imborrable. Las protagonistas de Charm (Bashar Al Babisi) y Flashback (Islam Al Zeriei) encuentran en la danza el vehículo para recuperar a los amigos ausentes y enfrentar el horror de la guerra que los separó. Awakening (Mahdi Kreirah) es un bello ejercicio con marionetas reminiscente del bunraku sobre la memoria que regresa y su importancia en el presente para una familia destrozada por la contienda. No (Hana Eleiwa) y All is Fine (Nidal Damo) se enfocan en el arte como experiencia positiva, que entrega un mensaje de esperanza a la comunidad, sea a través de la música o del teatro callejero. Soft Skin (Khamis Masharawi) es simultáneamente una docuanimación y su making of, realizada por niños de un refugio que llevan su nombre tatuado en el cuerpo, el signo de una identidad en resistencia. Fragments (Basil El Maqousi) es otro ejercicio de documentación, esta vez a través del dibujo y el archivo, de una propuesta en que la recuperación del pasado encauza una reflexión sobre el presente. Offerings (Mustafa Al Nabih) vuelve la mirada a la literatura que, de regreso a la oralidad, logra subsistir en un contexto de desplazamiento. Para el autorreferencial Sorry Cinema (Ahmed Hassouna), sin embargo, ante la urgencia de sobrevivir no cabría otra alternativa que renunciar. Dejando, si acaso, el amargo testimonio de esa renuncia como última, y única, posibilidad de hacer cine.    

(reseñado en el Festival de Toronto)

[i] Los directores: Wissam Moussa, Nidal Damo, Ahmed Hassouna, Alaa Ayoub, Karim Satoum, Bashar Al Babisi, Khamis Masharawi, Nida’A Abu Hasna, Tamer Nijim, Ahmed Al Danaf, Rima Mahmoud, Muhammad Al Sharif, Basil El Maqousi, Mustafa Al Nabih, Rabab Khamis, Mustafa Kulab, Alaa Damo, Hana Eleiwa, Mahdi Kreirah, Aws Al Banna, Islam Al Zeriei, Etimad Washah

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